Pero siempre, si buscas encuentras, de hay recordar este baño en la “Graviere” en el cual retumbaba la arena al son de los labios estallando contra ella.

Eran orilleras que recorrian la orilla en busca de algun desprevenido.

Muros acuáticos de contención te podian dar un buen susto.

Las bajadas en el aire estaban a la orden del día.
Fotos: Daniel Hoya
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